-¡Uy, qué misterioso! Pero bueno, decime...
-Kami, es que yo…
-¡A ver para... ay, me vino a buscar mi novio!
-La reput…
-¿Quieres que te llevemos?
-¡No! - Rodrigo niega con la cabeza y se pone cabizbajo, ambas manos en el bolsillo.
Kami corre hacia el coche de lujo de su novio estacionado frente al cine. Entonces ocurre algo: una figura aparece entre las sombras y se abalanza sobre Kami con un cuchillo en la mano.
La chica grita sorprendida; en ese momento, se escucha el rechinar de las llantas del automóvil de su novio, que escapa del lugar a toda velocidad, dejando a Kami desprotegida.
Rodrigo no lo duda un segundo, va hacia el delincuente y lucha con él.
El sujeto es alto y fornido, pero Rodrigo tiene la fuerza y la voluntad del enamorado.
Forcejea para que el cuchillo no le haga daño, percibe que el delincuente le da varios puñetazos en la espalda y en el rostro, pero para él es como si lo golpearan con algodón. Rodrigo aferra la mano del delincuente y le hunde ferozmente los dientes en su carne cálida y sudorosa. El sujeto pega un grito y deja caer el cuchillo. Luego escapa corriendo hacia algún lugar de la noche.
-Rodrigo, ¿estás bien?
Kami se acerca y lo ayuda a levantarse. Lo está mirando con una expresión que Rodrigo nunca vio en sus ojos...
-Sí, estoy bien, solo fueron unos golpes.
-¡Fuiste tan valiente, y mi novio tan cobarde! Creo que me equivoqué. No puedo creer que haya estado tan ciega durante tanto tiempo…
-¿Qué… qué significa eso?
-Shhh… No hables. No estropees el momento.
Kami toma su cara con ambas manos acercándose hacia él. Rodrigo puede percibir el calor de su cuerpo. Se siente mareado y alborozado al mismo tiempo.
“No puede ser”, piensa, “esto parece un sueño...”
Kami acerca aún más su cara a la suya, humedece los labios con su lengua, dispuesta a darle el beso que Rodrigo durante tanto tiempo soñó y deseó...
Pero hay algo mal ahí...
Aquello realmente parece demasiado bueno como para ser cierto.
De hecho, sospechosamente se parece a un sueño que tuvo el año pasado...
Inmediatamente después de pensar eso, Rodrigo se despierta.
Está sobre su cama en medio de la oscuridad. Su celular se ilumina al llegarle un mensaje. Es de Kami:
"Gracias, Rodrigo, por la peli de ayer. ¡Estuvo muy buena! Ahora me fui con mi novio a un bar. ¡Mañana te escribo, amigui!"
Entonces, desdichado, Rodrigo se da cuenta de todo.
Nunca hubo delincuente, el novio de Kami nunca escapó como una gallina, tampoco hubo una valiente lucha cuerpo a cuerpo con ningún malhechor y Kami jamás pensó en besarlo. Todo se trató de un sueño...
Un simple y cruel sueño…
Rodrigo se tapa la cara con la almohada y llora de frustración.
Al menos, la película pareció gustarle a Kami. Aunque es un consuelo que, de momento, no le servirá de mucho…
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